top of page

Titanes tecnológicos 2024: perfiles contrastados de Estados Unidos y China

  • Administrateur
  • hace 2 días
  • 4 Min. de lectura

Dos superpotencias, dos perfiles

En 2024 las veintidós mayores empresas tecnológicas de EE. UU. generan unos 2,44 billones € de facturación y 520 000 M € de beneficios, frente a 685 000 M € y 80 000 M € en China. Apple, por sí sola, gana más que todo el grupo chino. El valor bursátil conjunto asciende a 18,6 billones € para las firmas estadounidenses y a 1,4 billones € para las chinas. La ventaja norteamericana procede de márgenes más altos y de una huella internacional mucho más amplia, mientras que los campeones chinos siguen anclados a un mercado doméstico inmenso, protegido y ferozmente competitivo.


Panorama sectorial en prosa

En hardware de consumo, Apple factura 376 000 M € y eclipsa los 57 000 M € combinados de Xiaomi y Transsion; China ensambla el volumen, EE. UU. captura el valor premium.El patrón se repite en otros frentes. Amazon, con 614 000 M €, supera con holgura los 384 000 M € agregados de Alibaba, JD.com, Pinduoduo y Meituan; las plataformas chinas compiten con márgenes más finos y rivalidad interna feroz.En la nube, la búsqueda y la IA, Google y Microsoft suman 573 000 M €, treinta y tres veces los 17 000 M € de Baidu e iFlytek. La supremacía estadounidense en infraestructura y GPUs alimenta esta brecha.Los semiconductores refuerzan la distancia: Nvidia, AMD, Qualcomm y compañía venden 238 000 M € en chips, mientras que la producción china —aún limitada a procesos de 14 nm o mayores— ronda los 34 000 M €.En redes sociales y contenido, Meta ingresa 158 000 M €, frente a los algo más de 100 000 M € de Tencent y ByteDance, todavía centrados en su mercado local.El software empresarial sigue siendo feudo casi exclusivo de EE. UU.: Oracle, Adobe y Salesforce se anotan 119 000 M €, y China aún busca su primer campeón B2B de alcance global.


Fortalezas compartidas

Ambas naciones disfrutan de mercados internos colosales, adopción fulgurante de la innovación y presupuestos de I+D gigantescos (806 000 M $ en EE. UU., 668 000 M $ en China durante 2023). Cada una alberga “campeones” emblemáticos que arrastran ecosistemas de startups y alimentan la ambición nacional.


Divergencias estructurales

Las diferencias, sin embargo, pesan más que los parecidos. EE. UU. opera en un internet abierto y accede a mercados de capital profundos, mientras que China mantiene una ciberesfera amurallada y el capital riesgo bajo la batuta estatal. La regulación estadounidense ha sido relativamente ligera —aunque crece la presión antimonopolio— frente a una intervención directa y a veces brusca de Pekín.En la cadena de valor, las compañías norteamericanas dominan el diseño avanzado, el software y la propiedad intelectual; las chinas destacan en fabricación masiva y despliegue acelerado. El soft power también diverge: las marcas estadounidenses siguen siendo deseadas en todo el mundo, mientras que muchas plataformas chinas luchan por ganarse la confianza fuera de los mercados emergentes.


Estados Unidos — puntos fuertes y desafíos

Los activos de EE. UU. son claros: liderazgo en tecnologías críticas (cloud, IA, GPUs), un ecosistema emprendedor-financiero maduro, enorme magnetismo para el talento global y la capacidad de fijar estándares técnicos internacionales.Sus vulnerabilidades también son evidentes: fuerte dependencia de la manufactura asiática, concentración de poder en los GAFAM bajo el foco antitrust, tensiones geopolíticas que cierran mercados y un déficit crónico de talento STEM local.





China — puntos fuertes y desafíos

China posee un mercado interno gigantesco y sofisticado, apoyo estatal inquebrantable, una cadena de suministro de hardware sin rival, innovación frugal y vertiginosa, e influencia creciente en el Sur Global.Con todo, sigue rezagada en chips avanzados y software empresarial, sufre déficit de confianza en el exterior, carga con una regulación pesada y encara frenos demográficos y macroeconómicos.





Tendencias clave hasta 2030

La primera es la carrera en IA y computación cuántica: OpenAI y Nvidia de un lado, Baidu y Huawei del otro, en un entorno donde EE. UU. restringe el acceso chino a GPUs de última generación.La segunda es la doble relocalización: el CHIPS Act norteamericano y los subsidios multimillonarios de Pekín duplican cadenas productivas para reducir dependencias mutuas.En paralelo, la regulación se endurece: licencias algorítmicas y reglas de ciberseguridad top-down en China; demandas, audiencias del Congreso y emergentes leyes federales de privacidad en EE. UU.Surgen nuevos terrenos de competencia en vehículos eléctricos, espacio privado, biotecnología y tecnología climática; China ya lidera las ventas de coches eléctricos, mientras SpaceX revoluciona el lanzamiento orbital.Por último, ambos buscan imponer sus propias normas digitales —6G, seguridad cloud, cables submarinos— especialmente en mercados emergentes, clave para el crecimiento futuro.


Dimensión geopolítica

El desacoplamiento tecnológico avanza: listas negras estadounidenses, límites chinos al galio, pacto Chip4 y la «Ruta de la Seda Digital». Taiwán, sede de TSMC, es el eslabón más frágil; cualquier crisis allí sacudiría la oferta mundial de chips.


Conclusión

En 2024 EE. UU. mantiene ventaja clara en innovación punta, rentabilidad y alcance global, mientras que China brilla en escala de masas, velocidad de ejecución e integración industrial. La antigua complementariedad —diseño estadounidense, manufactura china— se ha transformado en rivalidad estratégica con la autosuficiencia por objetivo. La próxima década dependerá de la capacidad norteamericana para relocalizar producción y ampliar su base de talento, y de la habilidad china para cerrar la brecha en semiconductores y software empresarial ganándose además la confianza global. La innovación seguirá siendo la moneda definitiva, pero la geopolítica pesará tanto como los algoritmos en este duelo sin tregua.

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page