Baidu 2025: reactivar el crecimiento con IA y la nube
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Fundada en 2000 por Robin Li, Baidu fue durante años la puerta principal a Internet en China. Su buscador —llamado a menudo el “Google chino”— sustentó un lucrativo imperio publicitario. Sin embargo, desde finales de la década de 2010 el avance de la compañía se ha quedado rezagado frente a otros gigantes tecnológicos chinos. La competencia feroz, los cambios tecnológicos desaprovechados y una regulación más estricta obligan ahora a Baidu a reinventarse para recuperar impulso.
Actividades y ecosistema
La búsqueda sigue siendo el núcleo del negocio: los anuncios vinculados a las consultas y al feed de noticias personalizado de la Baidu App aportan más de la mitad de los ingresos. En torno a este eje Baidu ha creado un amplio portafolio de servicios —Baidu Maps, Baidu Baike (enciclopedia), Baidu Tieba (foros), Wenku (documentos) y herramientas de traducción, almacenamiento y navegador—.El grupo también ha invertido de forma masiva en inteligencia artificial: el asistente de voz Xiaodu, los chips de IA Kunlun y la plataforma de conducción autónoma Apollo. En entretenimiento controla iQIYI, uno de los tres grandes servicios chinos de streaming.
Huella geográfica y segmentos clave
Baidu genera la abrumadora mayoría de sus ingresos en el mercado doméstico, donde mantiene más de la mitad de las búsquedas web. Fuera de China solo cuenta con algunos centros de I+D y proyectos piloto de robotaxi. La estrategia actual se apoya en cuatro pilares:
Publicidad on-line – núcleo histórico, hoy en retroceso.
Servicios de nube e IA – segmento de mayor crecimiento, impulsado por la demanda china de tecnologías soberanas.
Movilidad autónoma – con Apollo y el servicio Apollo Go, ya comercial en varias grandes ciudades.
Entretenimiento – iQIYI, aún en búsqueda del equilibrio entre contenido premium y rentabilidad.
Por qué se frenó el crecimiento
Viento macroeconómico en contra: la débil demanda interna y la crisis inmobiliaria desde 2022 redujeron los presupuestos publicitarios de las pymes, principal clientela de Baidu.
Nuevos gigantes móviles: WeChat, Douyin y Toutiao concentran hoy la atención y la inversión publicitaria, relegando la búsqueda a un uso más esporádico.
Transición móvil tardía: Baidu nunca construyó una super-app; su audiencia migró a ecosistemas cerrados más atractivos.
Escándalos y regulación: el caso Wei Zexi (2016) dañó la confianza de los usuarios, mientras que las normas de Pekín sobre datos y algoritmos limitan la monetización.
Inversiones intensivas: más del 20 % de los ingresos anuales se destinan a I+D en IA, chips y robotaxis; estas apuestas aún no generan flujos de caja equivalentes.
Errores estratégicos y oportunidades perdidas
Baidu subestimó las redes sociales, dejando el terreno a Sina Weibo, WeChat y Xiaohongshu. Sus incursiones en comercio electrónico (Youa, Nuomi) fracasaron, cediendo un mercado enorme a Alibaba, JD y Pinduoduo. En vídeo corto la firma no contrarrestó a Douyin ni a Kuaishou. La monetización agresiva de enlaces patrocinados poco diferenciados erosionó la confianza de los usuarios e irritó a los reguladores.
Activos para el rebote
Foso en búsqueda: sin Google, Baidu sigue siendo la puerta de acceso por defecto en mandarín, lo que le brinda un tesoro único de datos de comportamiento.
Excelencia en IA: su gran modelo Ernie rivaliza ya con los mejores sistemas occidentales; el framework open source PaddlePaddle ancla un amplio ecosistema de desarrolladores chinos.
Impulso en la nube: Baidu AI Cloud figura entre los tres principales proveedores del país y se beneficia de los programas estatales de soberanía tecnológica.
Ventaja en autonomía: Apollo acumula decenas de millones de kilómetros de pruebas; Baidu posee datos, permisos y tecnología para escalar Apollo Go con rapidez.
Apoyo implícito del Estado: Pekín ve a Baidu como “campeón nacional” en IA, lo que facilita contratos públicos y licencias clave.
iQIYI: ¿recuperación o riesgo?
Tras años de pérdidas, la plataforma logró el punto de equilibrio en 2023, subiendo precios y recortando el gasto en contenidos. Sin embargo, el alza de suscriptores se frenó en 2024, pues Tencent Video y Youku presionan los precios. iQIYI prueba ahora formatos más cortos y una expansión modesta en el Sudeste Asiático. Su futuro depende de producir éxitos sin disparar costos. Para Baidu, el activo es estratégico, aunque vendible si decide concentrar capital en IA y nube.
Perspectivas 2025-2030
Rebote publicitario moderado: el crecimiento podría reanudarse a fines de 2025 si la economía china se estabiliza, aunque la búsqueda pura seguirá siendo un mercado maduro.
Monetización de la IA generativa: Baidu puede cobrar por APIs de Ernie, respuestas premium o suites de productividad basadas en IA.
La nube como motor principal: los servicios empresariales de nube+IA podrían superar a la búsqueda en contribución a beneficios.
Escalado de robotaxis: Apollo Go podría operar en 20 ciudades chinas para 2027; los despliegues en el exterior dependerán de la normativa local.
Equilibrio entre retorno e I+D: los inversores exigen pruebas de que el 20 % del gasto en I+D se traduce en efectivo. La venta de activos —iQIYI o nichos fintech/educación— podría financiar el crecimiento del cloud o la autonomía.
Conclusión
Veinticinco años después de su fundación, Baidu sigue siendo una pieza clave de Internet en China, pero su peso relativo ha menguado frente a Tencent, Alibaba y ByteDance. La empresa conserva dos palancas únicas: una pericia de primer nivel en IA y una cuota dominante en la búsqueda en mandarín. Si logra transformar Ernie, su brazo cloud y Apollo en ingresos recurrentes mientras revitaliza su oferta publicitaria, Baidu podría recuperar una trayectoria ascendente y un mayor valor bursátil. De lo contrario, corre el riesgo de quedar como actor de segunda fila —fuerte en búsqueda, lastrado por apuestas tecnológicas costosas—. La ejecución en los próximos tres a cinco años determinará si Baidu consigue un auténtico segundo aire o permanece a la sombra de los nuevos campeones digitales chinos.
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